Cuenta la leyenda, en Teruel en el siglo XIII, que un rico mercader tenía una hija muy bella, Isabel de Segura se prendó de Diego de Marcilla que no poseía hacienda ni riquezas. El destino quiso que sus caminos se cruzasen, un día en el mercado y se enamoraran profundamente. Pese a que Diego Marcilla era un joven de buenas prendas, pero no era de buena posición, el padre de Isabel lo despreció por la falta de dinero. Diego dispuesto a salir a buscar fortuna allí donde fuera necesario para poder ganar dinero y hacerse digno de matrimonio. Ella prometió esperar

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